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¿Has salido a algún restaurante? ¿Algún aperitivo últimamente?

Seguro que te disfrutado de varios merecidos respiros sociales cumpliendo con todas las medidas sanitarias y algunas extras que te has autoimpuesto. ¿Tus hijos han hecho lo mismo?

 

A ciencia cierta muchos de nosotros hemos considerado apropiado comer con nuestros compañeros de trabajo o cliente, salir a cenar o a tomar algo desde que se produjo el desconfinamiento. Y lo hemos considerado oportuno, porque todas las medidas de seguridad sanitarias estaban presentes en todo momento, las mascarillas colocadas, ese 1,5 metro de distancia, lavado de manos, geles y demás. Entendemos que hemos acudido a un lugar desinfectado previamente y que todas las cosas que tocamos lo estaban también.


¿Qué ha ocurrido entonces con las reuniones sociales de los más pequeños? ¿Qué ha sido de los cumpleaños, comuniones, en definitiva de sus "pequeñas" reuniones sociales? Se ven infinidades de urbanizaciones con grupos de niños correteando, lo cual ¡es genial!... Sin embargo, ¿es ese entorno seguro? Por las urbanizaciones pasan muchos profesionales de reparto, de reparaciones, visita, asistencias sanitarias... ¿Exigimos entornos seguros para nosotros pero liberamos a las urbanizaciones porque están cerca de casa? ¿Estamos considerando prioritario nuestro evento social ante el de nuestros hijos?


La verdad es que la incorporación a los colegios está creando grupos estables que han venido a llamarse <burbuja> en los que chiquillos interactúan entre ellos manteniendo los contagios a raya. ¿Las claves?: Entorno controlado, medidas de seguridad y la tranquilidad de saber que el de al lado está tan sano como yo.


¿Cabe pensar que los grupos estables pueden recuperar sus cumples, meriendas y demás? Siempre, siempre siempre con todas las medidas sanitarias recomendadas y las extras que normalmente nos añadimos nosotros mismos.

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